martes, 17 de enero de 2012

Entrevista con el materialista.


Hace poco, en una tenebrosa noche, un conocido mío (P) que bajaba a los niveles inferiores de la caverna fue asaltado por un materialista (M), que se le quedo observando con cara de querer hacer experimentos con él. Intentó defenderse dialogando con el tipo, y he aquí el resultado (según quedó grabado en las cámaras de seguridad).

P. Así que, dice Ud., que la realidad es...
M. ...La realidad es lo que dice la ciencia: las partículas, las moléculas, los planetas, los cerebros.. En fin: lo que se puede ver y experimentar científicamente. Estamos en el siglo XXI. Por suerte, nuestros conocimientos se han liberado ya del yugo de la religión y la filosofía. Lo único que importa son los datos objetivos.
P. ¿Qué son los “datos objetivos”?
M. Lo que vemos que ocurre en los experimentos y en observaciones precisas. Por ejemplo, que el agua hierve a cien grados o que la Tierra gira alrededor del Sol.
P. ¿Pero cómo sabemos que lo que vemos es objetivo? ¿No dice la ciencia que “ver” es una actividad mental y, por tanto, subjetiva?
M. En efecto. Por eso, las observaciones y experimentos exigen más de un observador. Si todos decimos que vemos lo mismo, lo que se ve es entonces objetivo, o lo más objetivo posible.
P. Perdone la insistencia, pero: ¿cómo sabemos que hay otros observadores?
M. Eso es un hecho indiscutible para cualquier persona sensata.
P. ¿Un “hecho” es lo mismo que un dato?
M. Digamos que sí.
P. Entonces: ¿el hecho de que hay otros observadores significa que “vemos” que hay otros observadores?
M. Sí.
P. O sea: que la visión del científico es objetiva porque es compartida por otros científicos, todo lo cual es verdad porque también responde a una visión objetiva. ¿No le parece esto un tanto discutible desde un punto de vista lógico?
M. Tal vez, pero yo no estoy hablando de lógica.
P. Aunque sí con lógica, suponemos... Pero dejemos eso. Le hago otra pregunta. ¿Cómo podemos estar seguros de que lo que dicen que ven esos otros observadores se refiere a lo mismo que vemos nosotros?
M. Yo creo que esos casos extremos son ocurrencias de filósofos. En general, todos los que usan el término español “primer piso” lo hacen para referirse a lo mismo. La prueba es que solemos entendemos perfectamente en los ascensores. Pero volvamos a la lógica. Yo no niego que ésta juegue un papel importante en la ciencia. La lógica nos permite generalizar a partir de varias observaciones particulares una ley general. Y también deducir de una ley general aquello que debería observarse caso de ser cierta dicha ley.
P. ¿Quiere usted decir que la lógica o las matemáticas son cosas verdaderas aunque no las veamos?
M. No las vemos todavía. Algún día las observaremos en el cerebro, que es donde nacen y ocurren.
P. ¿Entonces llegarán a ser las matemáticas una rama de la neurología? ¿Se demostraran entonces los teoremas más difíciles mediante cirugía?
M. Eso es una exageración. Lo que sí es cierto es que entre las estructuras matemáticas y las estructuras biológicas y neuronales ha de existir algún tipo de paralelismo.
P. ¿Cómo podrían compararse cosas tan distintas como las ecuaciones y las neuronas? Y otra cuestión: ¿El mundo estaba determinado por leyes matemáticas y lógicas antes de que hubiera neuronas en ese mismo mundo? Por ejemplo: ¿Dos átomos más dos átomos no eran cuatro átomos hace mil millones de años, cuando aún no había cerebros en el Universo?
M. Las matemáticas y la lógica son una creación cultural. Otra cosa es que se refieran a algo real presente en la naturaleza: ciertas regularidades y estructuras que podemos comprender gracias, precisamente, a las matemáticas y la lógica.
P. Bien. Volvamos al tema principal, si me permite. Usted afirma que la realidad es lo que dice la ciencia que es real. Y lo que dice la ciencia (a diferencia de lo que dice la religión o la filosofía) es cierto porque se basa en datos (o hechos) y en la lógica. ¿Me equivoco?
M. Lo ha resumido usted muy bien.
P. Veamos, si me permite, algún ejemplo. La ciencia afirma que la realidad es en sí misma plural, extensa o corpórea, espacio temporal, cambiante, etc. Pero algunos filósofos parecen haber demostrado que ninguno de estos rasgos es un hecho visible y, además, que ninguno de ellos soporta una prueba lógica.
M. ¿Y cómo pretenden haber demostrado tamaña cosa? ¿Con hechos o sólo con la lógica?
P. Bueno, ellos dicen que con los dos métodos. Por ejemplo. Afirman que no es lógico que la realidad sea algo cambiante, pues entonces nada mantendría su identidad, ni partículas, ni moléculas, ni nada; ni siquiera la misma “realidad” sería siempre “realidad”, pues también esto cambiaría. Afirman, además, que es un hecho experimentable que el propio cambio o el movimiento no se pueden observar, pues no podemos observar algo sin darle una cierta fijeza o estabilidad, como pasa con las fotografías...El resto de los argumentos los puede usted leer en este mismo blog, en las cinco entradas anteriores...
M. Vaya. Muy ingenioso. Pero aquí habría mucho que discutir. De entrada, este argumento puede volverse en contra de esos filósofos que usted cita. Pues está claro que todo eso lo han pensado y que, por tanto, algo se ha “movido” en sus cabezas, ¿no? Dicho de otro modo: su argumento supone pasar de una ideas a otras. ¿Y no implica esto movimiento?...
P. Buena respuesta. Aunque ellos dirían que los argumentos no se mueven en sí mismos, solo se mueve nuestra mente al pensarlos.
M. ¡Todo lo que contiene este Universo se mueve! Por tanto, también se mueven y cambian los argumentos.
P. ¿Este suyo también?
M. También, pero no tanto como para que me lleve usted donde me quiere llevar...
P. Está bien. Imaginemos que todo está constantemente cambiando. Esto supone que no hay nada permanente en el Universo, nada es lo mismo de un instante a otro, las cosas, las relaciones entre ellas: todo cambia constantemente. ¿No es esto una viva imagen del caos?
M. Eso parece. Y sin embargo, algún tipo de estabilidad ha de existir en esta realidad permanentemente cambiante. No puede ser puro caos. Si así fuera, nuestras leyes no podrían explicarla como lo hacen.
P. ¿Hay entonces cosas estables en un Universo donde todo cambia? ¿No es esto una contradicción?
M.. No es fácil de explicar. Pensemos, por ejemplo, en un serie de cambios o movimientos que se repiten, como el movimiento orbital de un planeta o de un electrón. Esto generaría una cierta estabilidad “móvil”, por así decir, y, por tanto, una cierta permanencia, con lo cual ya habría cosas, regularidades, etc.
P. ¿Pero si un fenómeno se repite es el mismo fenómeno o es otro? ¿Cada vez que llueve es la misma lluvia o es otra? Además, esas repeticiones, para serlo, tendrán que reproducir en cada ocasión un mismo patrón de movimientos, una misma “forma” estable. En cualquier caso, usted reconoce que existe la estabilidad en un Universo dónde no todo puede ser, por tanto, cambiante.
M. Así es. Lamento violentar su cuadriculada e inflexible lógica.
P. ¿También las leyes físicas, por ejemplo las que explican cómo cambian las cosas, permanecen invariables mientras todo cambia a su alrededor?
M. En cierto modo sí. Al menos en tanto la teoría que las contiene sea mantenida como verdadera por la comunidad científica.
P. ¿Y si se demuestra que era falsa, no se habrá demostrado también que siempre lo fue, invariablemente, aunque no nos diéramos cuenta antes?
M. No, eso no se puede demostrar. Nuestra ciencia nunca será tan precisa como para afirmar eso.
P. ¿Nunca? Es decir, que la ciencia es invariablemente falible. ¿No hay ya demasiadas cosas invariables en su Universo cambiante?
M. Aparentemente sí. Pero todo esto no nos obliga a pensar que ha de existir un mundo ideal y trascendente, ajeno a este Universo espacio temporal que observamos. Eso es aún más insensato. Así que los filósofos tendrán que buscar otra solución a este problema.
P. Finalmente. ¿Qué opina de la afirmación de que cosas tales como el tiempo, el espacio, el cambio y otras por el estilo, no se pueden “ver”?
M. En cierto modo es razonable. El tiempo, el espacio o el cambio son supuestos bajo los que entendemos las cosas que vemos, pero ellos en sí mismos no los vemos, porque en sí mismos no son “cosas” como las demás.
P. ¿En qué sentido son entonces “cosas” o realidades? No parecen que sean físicas, si no se pueden ver, y sin embargo usted afirma que son propiedades fundamentales del mundo físico. ¿En qué consiste entonces el mundo físico y cambiante que usted defiende? Si lo cambiante no es físico porque no se ve, y lo físico no es del todo cambiante porque entonces no podríamos explicar la existencia de cosas estables y de las regularidades y estructuras a las que se refieren las leyes. ¿Cómo justificar su teoría?
M. Creo que usted simplifica demasiado las cosas. Todo eso es un misterio que habrá que resolver.
P. Espero que no tenga usted que ponerse a filosofar. ¡En pleno siglo XXI!


¿Qué os ha parecido? Si tenéis algo que comentar estáis en vuestra caverna...

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